Cuando abrimos los ojos y observamos el mundo, la cruda realidad nos azota por todos lados. Contaminación, guerra, injusticia social, corrupción, la dignidad de muchos mancillada hasta los huesos; mujeres, hombres y niños tratados como animales, como productos o datos de estadísticas. Mientras la gran mayoría lucha por sobrevivir, otros inconscientes giran la cara preocupados por lo suyo y otros menos… ni se imaginan que haya humanos que no tienen lo que ellos despilfarran en un segundo. En sus gargantas resuena la famosa frase de María Antonieta que dice: «Si no tienen pan que coman croissants».
Tal vez haga falta una nueva revolución… Se invocan los derechos inalienables del ser humano…. pero ningún gobierno los puede garantizar. Vida, libertad, honor, dignidad… y otros derechos como el de una vivienda digna, a la salud, a la educación…, se ensalzan en los discursos y dejan de tener el mismo sentido cuando aparecen las comparaciones. Sigue existiendo la injusticia y las diferencias de clases. Las clases ya no son hereditarias (o sí), pero siguen siendo estanco y siguen siendo límites. Se invoca a la igualdad… a la libertad…. y sin embargo esos términos no están claros…; para muchos resultan utopías inalcanzables.
Los recursos son cada vez más limitados, la densidad demográfica aumenta y la sensación de sálvese quien pueda parece dar la razón a Hobbes. El hombre es un lobo para el hombre. Pocos quieren ver sus privilegios menguar, y la inmensa mayoría no quieren perder su estatus y nivel de vida, sea el que sea, a costa de quien sea… Incluso si tienen que vender su alma al diablo…. No obstante, tal y como dice la sabiduría popular, en lo más crudo de la noche se gesta el alba.
Hay un derecho de entre todos que escapa de esta cruda realidad. Pertenece a otro plano de existencia, el derecho a soñar. Su apariencia efímera, es sólo eso, apariencia; pues a pesar de su intangible cuerpo, los sueños son capaces de iluminar lo que comúnmente llamamos real, dotándolo de sentido, de meta. Anticipando el futuro mejor, anticipando a la aurora en plena noche… Por un sueño de libertad se revela el oprimido, el enamorado sigue soñando, el político busca salida a aquello que no parece tenerla, el investigador consume su tiempo por un sueño de descubrimiento…
Un sueño es esperanza, lealtad al alba que aun no ha llegado. Mejor dicho, es su preludio. Pues antes de que las cosas acontezcan, muchos tienen que haberlas soñado.
¿Por qué conformarse con la realidad? ¿Por qué sentir las cadenas de hierro tatuadas en la piel como algo de lo que no podemos librarnos? Realidad…, este nombre, para la mayoría, no es más que el disfraz de un sistema inhumano que exige víctimas inmoladas en el altar de un neoliberalismo inconsciente, del terrorismo, del consumo, de la esclavitud oculta en deudas y ambiciones efímeras, de un mundo de fanatismo religioso o descreimiento escéptico. Soñar es lo único que verdaderamente nadie nos puede arrebatar. Soñar en un futuro que será mejor, en un mundo donde la naturaleza no esté a merced de intereses económicos, y los países y sus recursos no sean moneda de cambio en maquinarias inhumanas.
Juntos debemos lograr que todos tengan derecho a soñar y derecho a actuar para realizar los sueños. Nuestra felicidad radica en ver que nuestros sueños se puedan hacer realidad….Amigos!!!
Víctor Vilar