Hace tiempo escuché en un curso la diferencia entre «tomar consciencia» y «tomar conciencia». Tomar consciencia se refiere a darse cuenta de las cosas y tomar conciencia, es algo muy distinto, ya que es tenerlo en cuenta; hacer algo con aquello de lo que me estoy dando cuenta. En nuestra vida diaria, sin «darnos cuenta», nos damos cuenta de muchas cosas.
Un ejemplo claro sería aquel (vamos a llamarle Juan) que se da cuenta que ha de hacer una vida más sana: adelgazar, hacer deporte, y una serie de actividades que le hagan llevar una vida más saludable. Convendréis conmigo, que es un primer paso. Sin embargo, y aunque la persona en cuestión es consciente, resulta que el fin de semana sale con los amigos a cenar, y cuando le llega su turno de pedir, se da cuenta que sus compañeros se han pedido huevos fritos con patatas y un buen chuletón. «¿Qué hago? Va…! ¡por un día! Yo igual que ellos…» Se puede decir que Juan se da cuenta de ciertas cosas pero no las tiene en cuenta.
¿Cuántas veces nos damos cuenta de las cosas que están sucediendo, es decir somos conscientes, pero no las tenemos en cuenta, y no pasamos a la acción? Podemos hablar por ejemplo, de nuestra vida personal y profesional, en la que nos ocurren muchas cosas que queremos cambiar, pero en muchas ocasiones por lo que sea, generalmente porque nos dejamos llevar, no lo hacemos. Quizás nos es más cómodo. Y ya no hablo de las oportunidades que nos surgen y de las cuales somos conscientes, pero que las dejamos pasar.
Pero quiero ir más allá esta vez. Creo que podemos llegar a la conclusión que mucha gente se da cuenta de la situación actual. Grandes injusticias sociales y económicas que están ocurriendo: recortes sociales, recortes educativos, recortes económicos, desahucios de personas que no pueden más, recortes en las pensiones de jubilación, ausencia de oportunidades laborales para los más jóvenes… y también para los más mayores; nulo apoyo a aquel emprendedor que se lo quiere montar por su cuenta, por no hablar de personas que defraudan y quedan impunes o todas esas guerras injustas que no tienen ningún sentido…
Si, creo que nos damos cuenta. Nos damos cuenta de muchas cosas, y eso es importante. Sin duda, es el primer paso. La pregunta que uno se formularía es ¿Lo tenemos en cuenta? ¿Hago algo con aquello de lo que me estoy dando cuenta?. Seguramente, uno de los pensamientos que corren por la cabeza de muchos es aquello de «yo poco puedo hacer». ¡Creo que nos equivocamos!
En un post anterior hablaba sobre la indefensión aprendida. ¿Hasta qué punto hemos aprendido a que no podemos hacer nada? En muchas ocasiones, pequeñas acciones, vamos a llamarlas de «protesta», hacen mucho cuando todos y de manera individual, piensan aquello de: «Sí se puede». Si juntásemos varios «sí se puede» se lograría confirmar la frase de Eduardo Galeano de «Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo». Sería una manera de tenerlo en cuenta, a parte de intentar cumplir en nuestro día a día, y en nuestros círculos familiares, laborales y de amistades, con los valores por los cuales elevamos la protesta.
¿Lo tenemos en cuenta…?
Carles Marcos